LA DESIGUALDAD 2

¿CUÁNTO MEJORÓ LA GENTE EN LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS?

 Milanovic combinó 2 tendencias de los últimos 30 años: 

  • Descenso de desigualdad mundial
  • Incremento de desigualdad en países ricos

Su curva, con forma de elefante, clasifica a la población en grupos según cuánto ganó o perdió cada grupo de personas en su renta per capita real entre 1988 y 2008.



Lo que nos indica este gráfico es que los segmentos que más crecieron durante estos 30 años son los más pobres y los más ricos; los que menos crecieron son los que están en el segmento de “clases medias bajas del mundo rico”.

EL BIENESTAR HUMANO NO DEPENDE DE LA DESIGUALDAD DE FORMA FUNDAMENTAL

Lo importante es entender que la mayor parte de la especie humana ha mejorado mucho sus condiciones de vida. Aunque la desigualdad crezca o se mantenga igual, lo importante es diferenciar entre la prosperidad relativa y la absoluta; la relativa es nuestra prosperidad comparada a otras personas. La absoluta es nuestra prosperidad como tal. Siempre que haya una distribución de datos, habrá personas por debajo y por encima de la media. Pero si la media es cada vez más alta, significa que en promedio la mayoría está mejorando. Lo realmente importante para el bienestar es cuánto gano, no en qué posición de la clasificación de más rico estoy.

La renta es solo un medio para un fin, es decir, una forma de pagar por lo que necesitamos y queremos. La pobreza no se debería definir por lo que ganamos, sino por lo que consumimos. Un dólar de hoy compra unas condiciones de vida mucho mejores que un dólar de ayer: heladeras, electricidad, inodoros, vacunas, teléfonos, anticonceptivos, viajes en avión.

Imagínate cómo cambió nuestro estereotipo de pobre: antes era alguien andrajoso y demacrado. Hoy es alguien con sobrepeso y ropas no muy distintas que la de sus empleadores.

EN CONCLUSIÓN

Como conclusión, podemos decir que la desigualdad de ingresos no es un contraejemplo del progreso humano. Desigualdad no es lo mismo que pobreza, y no es ni debería ser parte fundamental de nuestro bienestar y prosperidad. Y viendo cuáles son los niveladores más frecuentes de la disparidad económica (epidemias, guerras, revoluciones violentas, colapso del Estado) dudo de que incluso sea deseable.

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