Qué es la práctica intencional

 

  En el libro "Número 1", que estamos analizando en una serie de entradas en este blog, Anders Ericsson explica a través de una experiencia durante sus estudios cómo se encontró cara a cara con la "experiencia del aprendizaje y la mejora", por llamarlo de una forma. 

  Explica una experiencia que tuvo con Steve, un estudiante de psicología al que contrató para que realice sesiones en donde se ponía a prueba su capacidad de memorización a través de prácticas que realizaba varias veces por semana. En estas prácticas, lo que hacía Steve era memorizar una secuencia de números al azar que se le iban diciendo a razón de 1 dígito por segundo. 

  La práctica era así: se empezaba con una secuencia desde donde Steve se encontraba cómodo (por ejemplo 5 dígitos), luego si acertaba se subía 1 dígito más, y si erraba se bajaba 1. Así, durante una hora.

  Una característica importante de Steve era que era un corredor aficionado, y le gustaba mejorar en sus marcas. Esta actitud competitiva y de necesidad de mejorar era relevante en este caso, como veremos luego.


  En las primeras prácticas, su nivel era el de 7 dígitos, y también tenía buena posibilidad de acertar 8, pero 9 dígitos era raro, y no había podido acertar ni una sola vez una secuencia de 10 dígitos seguidos. Esto, y sin que él lo sepa, era compatible con la información científica disponible, en donde vemos que el límite de recuerdo humano de dígitos en la memoria a corto-mediano plazo es de justamente unos 7 ±2 dígitos (entre 5 a 9, según diversas fuentes). Es decir, Steve en sus primeras prácticas se encontraba en torno al máximo de la memoria humana conocida, o lo que es lo mismo, era muy bueno en sus cualidades, dentro de la media humana.


  Durante las primeras 4 sesiones, había llegado siempre a los mismos resultados. Pero durante la sesión número 5, algo cambió. Empezó a recordar más. De hecho, en esta sola sesión, pasó de su techo que era 9 dígitos (que de hecho es el techo del humano promedio) a pasar a recordar 11 dígitos, que era superior a lo máximo que recuerda el ser humano promedio. Y no solo eso, sino que siguió progresando poco a poco, de tal manera que durante las semanas y meses siguientes logró marcas que sorprenderán a todos:

-  En la sesión número 60 logró recordar 20 dígitos

-  En la sesión número 100 ya lograba recordar unos 40 dígitos.

- En la sesión 200, cerca de la finalización del mismo, llegó a los 82 dígitos.


Dígitos que pudo leer Steven según qué jornada de práctica realizaba



Ver esta progresión, junto con la habilidad que había aprendido Steve, llevó al autor de nuestro libro a buscar identificar las características que había tenido la práctica específica de Steve, y formular algunas reglas respecto a éste tipo de práctica, que la llamó "Práctica intencional" ya que busca intencionalmente mejorar en alguna habilidad específica.


La práctica intencional tiene las siguientes características:

- Tiene objetivos concretos de mejora. Por ejemplo, en este caso: recordar más dígitos que la sesión anterior.

- Junta una mejora diaria para lograr objetivos a largo plazo.

- Requiere centrar la atención; es focalizada. 

- Necesita feedback, retroalimentación, o información de retorno. En este caso, era evidente: luego de acertar o no, a Steve se le proporcionaba la información al respecto

- Requiere salir de la zona de confort, es decir, necesita un reto superior desde el que nos sentimos cómodos (pero al mismo tiempo no tanto como para que sea imposible lograrlo). Ponerse obstáculos nuevos e ir superándolos de forma progresiva, encontrando formas de vencerlos.


Estas características no están presentes en la mayoría de las prácticas o actividades que realizamos en el día a día, y por ello es que llega un punto desde donde dejamos de mejorar en las cosas que hacemos. Esto no necesariamente es malo, ya que una práctica así desde luego que exige mucha más energía mental y física que las prácticas normales, y uno no puede estar todo el día a ese nivel. Pero sí que resulta interesante entender cómo funciona, ya que si nuestro objetivo es mejorar en alguna habilidad en concreto, esto nos orientará a poder encontrar el camino hacia esta ansiada mejoría.

En resumidas palabras, lo que significa la práctica intencional es:

Salir de la zona de confort, centrando la atención en objetivos claros, con un plan para alcanzar dichos objetivos y una monitorización para ver los progresos y los errores. Además es necesario encontrar una forma de mantener la motivación.



Fuerte : Número uno - Anders Ericsson (libro)


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