Por qué nos estancamos o dejamos de mejorar

 

  En la vida, existen personas con un amplio rango de habilidades, en prácticamente cualquier actividad que conozcamos. Están los vendedores malos, aceptable, muy buenos o brillantes. Están los médicos mediocres o los destacados. E incluso en actividades de ocio, podemos ver a aficionados al fútbol con mucha diferencia uno del otro. 

  La diferencia entre un nivel de habilidad y otro puede ser de causa multifactorial: quizá uno aprendió más rápido que otro; o quizá uno le dedicó más tiempo que el otro. Podemos encontrar varias causas a las cuales culpar. Pero lo cierto es que, si te fijas bien, la diferencia entre las habilidades suele verse sobre todo al avanzar el tiempo; algunas personas siguen mejorando durante mucho tiempo, mientras que otras llegan a un punto desde donde simplemente dejan de mejorar.

  Si te pones a pensar, probablemente no mejoraste mucho más respecto a cómo conducías luego de unos 5 años de aprender; o probablemente lees igual de rápido desde que la adolescencia. Estas y muchas otras habilidades pueden servirnos de ejemplo para notar cómo llega un punto desde el que, simplemente, dejamos de progresar.

  La mayoría de las personas vivimos una vida que no resulta excesivamente desafiantes en el día a día.

  La razón de que la mayoría de las personas no podamos realizar las habilidades físicas de la élite del deporte o de la gimnasia no es porque nos falte capacidad para desarrollarlas, sino porque nos contentamos con vivir en nuestra rutina del equilibrio, sin realizar el esfuerzo para salir de esta rutina y obligarnos a realizar cada día un poco más.

  Esto cuenta tanto para actividades físicas como para actividades mentales: desde salir a caminar hasta conducir un coche. Una vez que consideramos que alcanzamos un punto aceptable, nos conformamos con ese nivel y nos estancamos ahí.


Diferencia entre habilidad rutinaria vs práctica intencional
Esto, ojo, no es necesariamente malo, aunque sí que es importante entender el mecanismo por el que llegamos a este punto. Porque exigirse cada día un poco más puede ser extenuante, y no lo podemos realizar en todas las actividades que hacemos durante el día, ya que las energías y el tiempo son limitados. Y por esto es que conformarnos con un nivel aceptable es un buen mecanismo para la muchas o la mayoría de las actividades que realizamos durante un día normal. 

  Pero si queremos alcanzar la élite en alguna actividad, conformarnos con lo "aceptable" es, por concepto, insuficiente. Y la manera de salir de este punto es dedicarnos de manera consciente a mejorar día a día, a través de prácticas bien estructuradas que contengan los principios de lo que denominamos práctica deliberada.

  




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